Synopsis
Se mueve la autora, quiere moverse entre espiritualidad y estética -lo cual es de agradecer, por inusitado, en los tiempos que corren-, entre mística y poesía, citando como ejemplo a seguir, a Luis Guillermo Alonso Martínez, jesuita casi vallisoletano y ya entrado en años, al que, sin decir su nombre, se refiere y aplaude como autor de El hombre perdido, poemario al que podría sumarse -entre otros- el titulado Si aún queda algo de voz, moviéndose ambos en los pagos dichos. Descontada queda, por obvia, la constante cercanía de Santa Teresa. Los versos que ahora se publican se llaman Versos de peregrina porque, a decir de la propia autora, su profesión universitaria le ayuda a vivir buscando siempre la Verdad y, por eso y por otras circunstancias felices, se siente profundamente peregrina -de Amor Primero, Peregrino y Marinero, habla en uno de sus versos-. Están ordenados todos, divididos en hitos relativos al camino y a los peregrinos que, como ella, transitan por él. Son los siguientes: Buscando el camino. Mirando en el recuerdo. Reconociendo a un peregrino. Felicitando a otros peregrinos. Compartiendo dolor y esperanza. Esperando clemencia. Viendo el amor pasar. Retomando -en fin y de nuevo- el camino.