Sinopsis
Una de las piezas fundamentales en el proceso de construcción del Estado liberal fue la división, en 1833, del territorio en 49 provincias. Entre ellas se encontraba Guadalajara, cuya capital era entonces una pequeña ciudad castellana que se hallaba sumida en una profunda crisis económica y de identidad. La capitalidad alteró profundamente la dinámica histórica de la ciudad. Las funciones político-administrativas, asistenciales, fiscales y policiales derivadas de la nueva organización territorial y el desarrollo y la articulación de nuevas redes de comunicación y transporte propiciaron una creciente inserción de la ciudad en el área metropolitana que se estaba formando en torno a Madrid y transformaron profundamente la vida de sus habitantes. Esta situación tuvo una importante trascendencia en la evolución histórica de la ciudad entre los años 1833 y 1936, periodo que abarca este libro, en el que se abordan las complejas interacciones sociales, políticas y culturales que tuvieron lugar en la ciudad, al calor de las transformaciones territoriales, económicas e institucionales que se sucedieron a lo largo de esos años.