EL HOLOCAUSTO, LA GRAN MENTIRA
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Affirmanti incumbit probatio». Aforismo latino que dice que al que acusa le corresponde la prueba. Así pues, ante la magnitud de la acusación, genocidio u Holocausto, y no haber prueba alguna que la sostenga, el autor inició una investigación (webegráfica y de otras índoles) de la cual extrajo las pruebas que demuestran justamente lo contrario: que no existió el tal Holocausto, produciéndose aquí el hecho insólito de que el defensor ha tenido que presentar pruebas para demostrar la inocencia del acusado. Todos creo que saben que ante el fanatismo todos los razonamientos suelen ser inútiles, pero también es verdad que el arma más temible contra él es la contradicción en que suelen incurrir los que manipulan la verdad. Dicen que las mentiras tienen las patas cortas y, por eso, poco recorrido, pero se olvidan de decir que el recorrido es más corto si las mentiras tienen además las orejas muy largas. Y en este caso las mentiras son de tan patente falsedad que no el viento, sino la brisa, las abate como a un castillo de naipes.»