LAS MARIPOSAS TAMBIÉN MUEREN

Es difícil describir la sensación que nace desde la boca del estómago haciendo una parada casi obligatoria en la garganta, formando nudos y luchando para no convertirse en lágrimas; no sé si llamarla tristeza, pero los mundos que se crean en mí son difíciles de entender. La necesidad de escribir podría ser sinónimo de un don o una maldición. Muchas veces, quisiera simplemente ser (in)diferente a todos los sentimientos encontrados que tengo dentro de mí, pero no puedo… Para poder entender mis letras, hay que sufrir de amor más de una vez, saber perdonar a todas esas personas que nos fallaron y entender que las que vienen también nos fallarán, y, aun así, lanzarse sin miedo y con ganas de amar una y otra vez, aunque el resultado siempre sea el mismo.